miércoles, 19 de octubre de 2011

TRASFONDOS E IRRACIONALIDADES


¿Qué es lo que hay detrás de los desórdenes y asonadas que estamos presenciado?¿A qué finalidad apunta la insurgencia que está configurándose? Evidentemente  en todo lo que vemos hay un trasfondo de mayor  alcance que el simple apoyo a las demandas estudiantiles y al clima de insatisfacción social y un hábil manejo de las pulsiones ciudadanas subyacentes. Hay en todo esto, posiblemente, una intención de más largo plazo que tal vez apunte a generar un clima que favorezca algún resultado político pero, por otra parte, podría ser que  alguien haya dejado de hacer o esté haciendo mal la pega.
No resulta explicable que en tanto se controla eficientemente con casi mil carabineros el acceso de cierto tipo de hinchas a un estadio, no se pueda controlar a  grupos de encapuchados, que se estima, por lo menos en Santiago, no exceden el millar de individuos. Nadie me va a convencer que un colocolino es más dócil e inofensivo que un encapuchado. Tampoco que no se los pueda identificar y anular con los medios técnicos disponibles.
En la ciudad en la que vivo, donde se producen semanalmente unos disturbios espectaculares en un lugar sumamente acotado en el los semáforos y señaléticas son  especies en extinción y los comerciantes viven en el terror, los violentistas rara vez   son más  unas doscientas cincuenta personas a todo reventar, siempre los mismos, hasta el extremo que uno los ubica en las tomas de los noticieros. Claro que cada vez están más organizados y cada vez son más osados. Al principio tiraban piedras desde lejos y cuando más alguna bomba de pintura; ahora atacan a los vehículos policiales (la infantería policial casi ha desaparecido o mira desde lejos) en guerrillas organizadas tácticamente, con un arrojo digno del abordaje histórico. Llegan al  extremo de tratar de sacar a mano limpia las rejillas de las ventanillas de los zorrillos y carros lanza aguas para meter los cocteles molotov por ellas. Todo ello mientras los conductores policiales procuran no atropellarlos, seguros de que la Institución los daría rápidamente de baja y la Justicia, los procesaría condenándolos ipso facto.
Y entremedio, los tontos útiles de siempre, avivando una cueca que no entienden bien. Veía a una vecina que tiene tres vehículos nada de malos entre autos y camionetas todo terreno, que tiene  en el patio hasta una moto de esas de cuatro ruedas y otra acuática para el verano, en cuya basura frecuentemente se ven grandes cajas de artefactos electrónicos y que suele organizar concurridos asados cantados y regados cuyos aromas a carnes tiernas y choripanes chorreantes nos hacen sufrir a los más discretos, salir a gritar consignas y tocar cacerolas y sartenes de gran calidad y precio. ¿Cómo no va a querer educación gratuita con ese gasto?

1 comentario:

  1. Jagarcia. Es la revolución comunista bolivariana. Los que se niegan a aceptarlo, corren el riesgo de darse cuenta cuando sea demasiado tarde. Ya tendremos a MEO en La Moneda llamando a plebiscito para permitir la reelección indefinida.

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