domingo, 15 de julio de 2012

EL MUNDO DE LA HISTORIETA:

Mientras miraba las fotografías de los  diputados de la República en las páginas de la red buscando la cara del  personaje cuya presencia en una reunión sacó de sus casillas al senador Larraín , me llamó la atención la  serie de asociaciones mentales fugaces que involuntariamente hacía  con personajes de la historieta y el cine según pasaban los rostros: Jabba de Hutt , Fuman Chu, el Huasón, Madame Mim, Rumpelstilkin, la bruja de Hansel y Gretel, el ogro Shreck y hasta Tribilín, todos retratados sonrientes y con suculentas dietas. Además encontré un montón de honorables parecidos a actores de   la comedia: uno de los Tres Chiflados,  Abbot y Costello,  Jacques Tati, Peter Sellers, Woddy Allen , Ben Stiller y varios más. Claro que también había un par de hadas maduras y rostros evocadores de delitos y comportamientos terribles, buenos para asustar a muerte  a niños mal portados. ¿Buenos mozos? No más de media docena y por lo que se, cabezas vacías. ¿Feos? Una estremecedora mayoría, sobre todo cuando entré a la página del Senado, donde está el más feo de todos. Pensándolo bien, pareciera que tenemos una política poco favorecida por los dioses porque ni siquiera a nivel de los expresidentes—exceptuándola a ella—hay mucho pan que rebanar, sobre todo luego de la Presidencia de Aylwin, que en sus tiempos mozos pasaba por todo un galán.

Por curiosidad entré a la página de Representantes del Congreso norteamericano con el ánimo de comparar y me llevé la sorpresa de  que en la treintena que busqué al azar de entre los 435 que integran la Cámara,  el nivel general era mucho mejor. Claro que había un par de gordos, algunos viejos  y calvos con papadas, pero la proporción de caras aceptables era significativamente mayor. El fenómeno se acentuaba en la mesa de la Cámara y en la presidencia de varias de las Comisiones.  Y me cabe la duda: ¿Significará eso que con el desarrollo mejora la apariencia de los políticos? ¿Podría querer decir, dada la fealdad reinante entre nuestros representantes, que estamos a  años luz de alcanzar ese nivel de bienestar? Porque no me va a decir Ud. que la Mesa de la Cámara  o la del Senado se salvan…

Una explicación psicológica de nuestro pobre nivel, podría ser que  la participación en la  actividad política sirviese de compensación a los pocos favorecidos por la naturaleza, de modo que la falta de caras bonitas fuese compensada con la figuración y el acceso al poder.  Pero la irrupción de la Camila ha echado esa teoría por el suelo. No queda más que pensar que nos enfrenamos a la triste realidad y que nuestros feos representantes  son una buena muestra de un universo en verdad poco agraciado. No puedo olvidar la sensación que tuve al volver de Europa hace unos años, al subir al  bus del aeropuerto que debí abordar por necesidad. Había a mi alrededor tanta gente fea, incluida esa cansada cara familiar reflejada en el cristal, que llegué a pensar que ocurría algo especial. Los chilenos no tenemos un tipo especialmente atractivo, a pesar de los mitos establecidos por el chauvinismo ancestral.

Me imagino que con la promulgación de la nueva Ley Antidiscriminación, no se podría exigir que los futuros candidatos fuesen más presentables, pero tal vez sería bueno para el espíritu nacional tener gente linda representándonos. Además, como están las cosas, no sería raro que la gente de la farándula llegara al Congreso.

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