En el campo de la física, son indispensables los efectos para garantizar las reacciones. Los fenómenos no se produce porque si nomás y el orden de la naturaleza no acepta sorpresas. Si Ud. quiere cambiar algo, no puede esperar que el cambio se produzca solo, sino que tiene que desarrollar una acción que lo determine. En otras palabras, en la dimensión de la física a una acción sigue una reacción.
Como la política no es como la física, esperar para reaccionar no es de ninguna manera lo mejor. En política la anticipación inteligente y oportuna es mucho más rentable y estética que la reacción a posteriori, que suele verse mal. Quien se anticipa a los hechos controla las circunstancias y eso, al fin, es el objetivo de la política. Las derechas siempre han tendido a actuar reactivamente. Por eso se les llama reaccionarias y serlo puede ser la explicación de que tiendan a gobernar por poco tiempo. Las izquierdas, en cambio, se han inclinado a anticipar un poquito más, se las tilda de progresistas y tienden a gobernar más prolongadamente.
Reaccionar cuando uno tiene el poder no es tan malo, pero tratar de hacerlo cuando se es oposición, resulta terrible. Sólo por esa razón, en las circunstancias presentes la derecha debería hacerlo todo por anticiparse a los hechos y no perder el gobierno el 2014, como se adivina va a ocurrir. Y aunque no pueda evitar seguir siendo reactiva en el corto plazo, debería anticipar el largo plazo preparando gente joven para el recambio. Es lo que está haciendo la izquierda. Mientras eso no ocurra, un gobierno de derecha como el que tenemos, puede ser sólo una anécdota.
Si la Camila y otros dirigentes novedosos de la izquierda entran en la política de las ligas mayores, como todo indica va a ocurrir, a los ojos de la ciudadanía se van a enfrentar a fósiles y a fomes como, duele reconocerlo, son los actuales políticos de la derecha. Porque hay que convenir que en la Alianza , salvo por Carlos Larraín que es agudo y divertido y Golborne, que tiene la habilidad de caer parado como los gatos, no hay nadie con ángel ni atractivo suficiente. Novoa y Lavín son fomes a más no poder, Allamand y Longueira son densos insoportables, Matthei se ve cada vez más abuelita y Schmidt no lo hace mucho mejor, Hinzpeter tiene puros enemigos y pare de contar…Y no hay nadie joven, nadie renovado, nadie de aspecto atractivo, nadie con futuro.
A la vista de lo que ocurre con Piñera, que no tiene carisma ni imagen y de los fósiles mencionados, tener rostros nuevos es una cuestión de importancia estratégica de la que la derecha debería estar muy preocupada y buscando firme, porque como en el caso del agricultor que ha cosechado bien pero no tiene asegurada semilla de calidad, el año que viene puede ser la ruina.
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