En uno de sus doce trabajos, el héroe de la mitología griega que conocemos por su nombre latino Hércules, debió limpiar en un solo día los enormes establos del Rey Augías, en los que se acumulaban tan enormes cantidades de estiércol, que parecía imposible que un mortal, incluso siendo hijo de Zeus, lo pudiese hacer. Hércules pudo cumplir porque hábilmente desvió un par de ríos que se llevaron la inmundicia sin problemas. Es necesario recordar que Hércules hacía tales trabajos como una suerte de expiación, librando de paso a la población de muchos males, razón por la cual se los considera como elementos de la cultura (se los mencionaba cuando éramos más cultos y versados) cuando por su naturaleza los trabajos se aplican a las situaciones actuales de interés social. Así matar a la Hidra de Lerna—monstruo de muchas cabezas que cuando le cortaban una la reponía con otras dos—pasó a ser sinónimo de acabar con organizaciones con muchas ramificaciones, como podría ser la mafia, el narcotráfico o las cúpulas de los partidos. En el caso de limpiar los establos de Augías, se suele hacer un paralelo con aquellas situaciones en las que la corrupción, las malas prácticas o simplemente la desidia han llevado a las organizaciones o las instituciones a extremos insoportables. Recordado es el caso del Cuerpo de Policía de la ciudad de Chicago en los años veinte, tan corrompido por los gangsters y degradado por el cohecho, que tuvo que ser intervenido y reestructurado desde su raíz. Es un tema recurrente en muchas películas norteamericanas que hemos visto en Los Intocables, Sérpico y muchas más.
Los chilenos podríamos estar necesitados de un trabajo equivalente a limpiar los establos de Augías. Me refiero a los repetidos escándalos en el Congreso—clientelismo, compra de zapatillas, bailes koala, motos de nieve, contratación de parentelas, envío de correspondencia, partes en la carretera, etc.—, o a cuestiones turbias en las Instituciones—como el MOP GATE, los sobresueldos, la Cenabast y tantas más—que podrían demandar tareas como las de Hércules.
En la primera de la Instituciones mencionadas—el Congreso Nacional— y aunque Ud. no lo crea, los chilenos podríamos hacer una buena limpieza, tal como en el caso de los establos de Augías, también en un solo día y también con la desviación de un río. Mire Ud.: el día sería el 17 de noviembre de 2013, día de las elecciones parlamentarias y presidenciales y el río serían los votos de millones de chilenos sufragando por otros candidatos que los cuestionados en ambas cámaras y evitando votar por quienes llevan mucho tiempo colgados de las dietas. ¡Y hasta podríamos hacer un ensayo el 28 de octubre próximo, en las elecciones de Alcaldes y Consejales, evitando votar por aquellos Alcaldes que no lo han hecho bien y por los Consejales que no han cumplido su labor!
¡Un trabajo digno de Hércules, sin duda, pero que algún día tiene que hacerse!
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