domingo, 8 de abril de 2012

DEL CRIMENTAL A LA NEOLENGUA

En su novela de anticipación política “1984”, George Orwell desarrollaba dos conceptos que resultaban funcionales al régimen totalitario del Hermano Mayor: la neolengua y el crimental. La neolengua—nueva lengua—era un lenguaje simplificado  impuesto por el régimen, que por la escasez de palabras hacía difícil el crimen del pensamiento—el crimental—, es decir, la generación de elucubraciones complejas que pudiesen generar ideas contrarias al sistema. La neo lengua era entonces,  un eficaz medio de control  social y  un método de modelación de un futuro funcional al sistema imperante.

Por alguna razón se me ocurre que en este país   estamos comenzando a llegar  a los  extremos a que aludía Orwell. Y lo estamos haciendo porque el temor al crimental nos está  haciendo usar una neo lengua. Mire Ud. ¿Recuerda a la funcionaria que dijo que su sueldo era “reguleque”? ¿Se acuerda de la dueña de casa que habló de la conveniencia que su empleada doméstica, perdón, asesora del hogar; se moviera en un minibus por el condominio?¡ Y del abogado que recientemente dijo algo inconveniente en relación con el caso Zamudio?

Comenzaremos poco a poco a no decir ni lo que pensamos ni lo que creemos. Comenzaremos poco a poco a evitar esas palabras que pudieran ser comprometedoras y primero unas y después otras, las iremos sacando del vocabulario. Al final del proceso, habremos desembocado en la neolengua.

Y en ese momento, para poder decir lo que pensamos, recurriremos al apodo, al alias, al pseudónimo o al anonimato. Y nadie usará su identidad sin temor. La pregunta pertinente es ¿Será ese un país mejor? ¿Habrá valido la pena  obligar al disimulo y a la hipocresía? ¿Será el crimental el camino hacia una sociedad menos discriminatoria?

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