viernes, 17 de febrero de 2012

DE LA GORDURA Y OTRAS HIERBAS

Hoy estuve un buen rato en un café de un Mall observando chilenos…más bien, chilenas. Conté 100 mujeres adultas y 83 eran gordas; observé a 50 lolas y 38 eran gordas; contabilicé a 25 niñitas y 12 eran  gordas. A los gordos no los conté, pero observé por lo menos cuatro tipos de panzas (como para tener un varoncito, como para tener una niñita, guata de pecho completo y panza separadora de brazos, es decir, también hacia los lados). Definitivamente no conté a los feos y las feas, pero podría adelantar que, por lo menos en mi región, no abunda la belleza. Tampoco en Chile. Recuerdo que al volver de un viaje por el viejo mundo, sufrí un impacto al ver tanta gente fea por la calle. Gente horrible, especialmente un veterano flaco y desaliñado con una maleta, que me miraba fijamente desde una vitrina.

En relación con el tema de la gordura, observé en las noticias a unos vecinos en toma, con una dirigenta asegurando  pobrezas y miserias y las más terribles apreturas económicas. Su volumen la desmentía así como a la mayoría de las manifestantes, todas ellas gorditas, de doble ancho, efectivamente apretadas en su paso por la vida, pero por sus ropas.

A propósito de gordura, me repetí, una vez más, el video de la madrugada del terremoto del 27 F, en que las autoridades del momento se debatían entre la incertidumbre y la ignorancia. Naturalmente la vi a ella y no pude menos que hacer una relación con el tema de autos. Me cabe una duda ¿No habrá desencadenado una moda?

Los entendidos dicen que la primera manifestación de mayor bienestar es la obesidad de la población de menores ingresos. Parece lógica  pura: si tienes una carencia—alimentación  insuficiente—compensas comiendo demás y engordas. Silogísticamente hablando, debiera resultar que si tienes una educación insuficiente, en cuanto pudieras debieras  engordar tu saber…¡Pero no ocurre! ¿No será una prueba más de lo mal que anda la educación en Chile?

Mirando la fotografía del ministerio de Piñera, eché de ver que no había ninguna gorda entre las Secretarias de Estado. ¡Todo lo contrario! Más de alguna destaca por su extremada delgadez. La verdad es que tampoco hay ministros entrados en carnes, si bien un par por ahí corren riesgo. Pero tampoco hay ministros muy altos, salvo uno que en las fotos siempre lo ponen a un lado. La pregunta es ¿Serán la esbeltez y la estatura políticas de Estado? ¿Flacos y chicos?

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