sábado, 24 de septiembre de 2011

LA CAMILA TIENE MAL FUTURO

Una de las consecuencias de la prosperidad,  que desde hace unos dos o tres mil  años viene afectando a una parte del género humano como consecuencia de la eficiente división del trabajo y la vida en ciudades,  es la gordura. Consecuencia directa de la posibilidad de intercambiar bienes y servicios, mecanismo económico  que por una parte  permite la especialización funcional  y por otra, el aumento de la eficiencia productiva, la demanda de menor esfuerzo físico y la generación de tiempo de ocio,  ahorran unas pícaras calorías que al menor descuido, se van a zonas indeseadas de la anatomía causando estragos. Es un fenómeno que no sólo afecta la salud  de las personas, sino su apariencia estética.
Los brazos flácidos, los pantalones de montar, las papadas, las panzas, los pechos desmesurados y los  traseros y caderas gigantescos, llegan con la prosperidad o lo que se le parezca, ante el menor aumento del ingreso. Ha ocurrido en diversas épocas y circunstancias, como lo muestra ciertos cuadros de Rubens o lo prueba en Chile cualquier paseo por una feria libre.  Los obesos y las obesas hacen multitud, no sólo en las edades maduras, sino en la tierna  juventud  y desde hace poco, en los infantes, como lo dicen los sistemas de salud y quedó en evidencia en las marchas estudiantiles.
Los personajes más acomodados luchan contra el proceso haciendo dietas y concurriendo a gimnasios, pero inevitablemente  acusan los efectos del superavit calórico que, en el caso de las mujeres bien, suele comenzar por los brazos, que engruesan, tomando rápidamente volumen y obligan a usar blusas con mangas que ocultan el mal, por lo menos en sus primeras fases. Como botón de muestra, vemos a diario en los noticieros de la tele, a  figuritas inicialmente  estilizadas, que sufren lentamente el engordamiento de sus brazos, como muestra de decandencia. 
El fenómeno aludido llevó a un filósofo anónimo  a afirmar sabiamente que “las mujeres mueren por lo brazos”, sentencia admirablemente precisa y descriptiva que incluye, desgraciadamente, a féminas que me interesan.
Cabe observar, que tal vez  por la mejoría del tiempo metereológico con la llegada de la primavera, la Camila ha comenzado a lucir  sus brazos en medio de las reuniones y entrevistas, dejando ver que su futuro no es nada auspicioso. ¡Una pena!

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