Los términos táctica y estrategia son originalmente de uso militar, pero se aplican en muy diversos ámbitos de acción ajenos a la milicia. Una táctica es, en términos generales, una fórmula de acción empleada con el fin de conseguir un objetivo favorable en el campo de batalla. La estrategia, en cambio, es un concepto más inclusivo y equivale al conjunto de las acciones planificadas sistemáticamente en el tiempo que se desarrollan para lograr un determinado resultado en la guerra.
En términos contingentes, presionar al gobierno con paros, tomas y marchas estudiantiles semanales, sin una voluntad expresa de sentarse a dialogar es una estrategia en tanto el empleo de slogans pegadizos del tipo de “no al lucro” y “si a la educación pública gratuita” constituyen tácticas, lo mismo que representarse por una cara bonita. Por el otro lado, esperar que el desgaste o el quiebre del movimiento estudiantil decidan la cuestión es una estrategia, en tanto presionar con los plazos legales, es una táctica.
Siempre pueden diseñarse buenas estrategias y desarrollarse tácticas inteligentes y sin embargo, perderse las batallas y las guerras. El quid del asunto está, dicen los entendidos, en los generales y en la lucidez del mando. “El problema está en la cabeza, estúpido”, podríamos decir parafraseando el dicho relativo a la economía. Los generales ansiosos y los mandos poco cohesionados, siempre han perdido las guerras. Porque las guerras se pierden más que se ganan. Terminan por triunfar los que se equivocan menos.
¡Vamos a ver qué resulta de este campo de batalla en que estamos transitando!
“Amateurs talk about strategy, professionals talk about logistics” General Omar Bradley, aquí el tema logístico es la plata, y el sartén de la plata ya esta claro quien lo tiene con el plazo del 7 de Octubre.
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