domingo, 31 de julio de 2011

ORWELIANAS

ORWELIANAS

Cuando me enfrento a circunstancias como las de los dos últimos meses, en que los estudiantes han estado en paros, en tomas y en manifestaciones multitudinarias alegando por el derecho a una educación mayor calidad y menor costo, en un proceso en el que junto con las demandas lógicas se filtran en el proceso intereses políticos extremos que pueden, incluso, desvirtuar el panorama, doy en releer algunos de los libros que me han impactado a lo largo de los años.
A veces es oportuno revisitar El Gatopardo de Lampeduza, en oportunidades Las Cabezas Trocadas o la Montaña Mágica de Thomas Mann, La Peligrosa Idea de Darwin de Daniel Dennet o alguno de los volúmenes de Richard Dawkins. Incluso resulta oportuno releer  capítulos de buenos libros de historia o sesudos ensayos sobre temas sociales, políticos o económicos.
Siguiendo mi propio consejo, en estos días he estado releyendo a George Orwell, especialmente La Granja de los Animales y 1984, libros que describen con lucidez,  fineza e ironía lo que ocurre en los sistemas totalitarios cuando el control y la regulación, así como las ambiciones políticas, reemplazan a los ideales.
Recomiendo esas lecturas encarecidamente, porque nos pueden permitir entender qué ocurre cuando se extreman las situaciones.